El
kyokushin es un estilo marcial que destaca por su riqueza técnica y búsqueda de
la mayor efectividad. Sosai Masutatsu
Oyama (1923-1994), altamente
influenciado por la figura de Miyamoto Musashi,
sintetizó filosóficamente su estilo de karate en la vía del
Samurai, técnicamente adoptó todos aquellos conceptos y técnicas que
consideró eficientes ignorando todo aquello que consideraba irrelevante de los
estilos marciales que practicó a lo largo de su vida.
Entre las
diferentes Artes Marciales que conforman el ADN del kyokushin podríamos
destacar Jujutsu, Karate Shotokan, Karate Goju-Ryu, Judo o Taikiken. Fiel a su
estilo a finales de los 60 y después de una serie de desavenencias con el
reglamento de competición de karate tradicional, Oyama abogó por un estilo de competición de
contacto pleno y sin divisiones de categorías por pesos.
Oyama decidió
construir un estilo de karate desde una perspectiva que tuviera en cuenta la teoría, la dinámica y la psicología.
Observó que muchos estilos de karate de Japón trabajaban de manera sincopada y
excesivamente lineal, decidió romper con ello y basar su estilo sobre la teoría
del “punto y el circulo” poniendo especial énfasis en los movimientos
circulares que físicamente son más económicos y eficaces. Defendió que para
evolucionar el karate era imprescindible volver a los orígenes.
Sosai Oyama se
refería a los katas como la madre del Budo Karate, recomendaba practicar los
katas con la máxima rigurosidad ya que templan el cuerpo y perfeccionan el
espíritu. Sosai decía que los fundamentos del karate se pueden comparar con las
letras de un alfabeto en el que las letras son los bloques de construcción de
palabras y oraciones, los katas son los bloques de construcción con las que se
construye el karate.
El kyokushin
es un estilo fuerte, pero no solo físicamente sino también mentalmente. Podríamos decir que el espíritu del kyokushin
es el “OSU NO SEISHIN”, espíritu de la perseverancia, que podríamos traducir
como “aguantar bajo presión”. A través del entrenamiento debemos esforzarnos
intentando superar siempre nuestras propias limitaciones, el estado mental debe
intentar superar al estado físico. Cuando se entrena, hay que hacerlo siempre
intentando mejorar y superando nuestra limitación, el mismo espíritu cuando se
realiza un combate; el adversario no
debe ser un enemigo, el verdadero combate se realiza contra las propias
debilidades. Los practicantes de kyokushin deben seguir esta filosofía en la
vida cotidiana, mejorando día a día e intentando superar las adversidades que
pudieran presentarse.
Aunque en la
actualidad hay infinidad de organizaciones administrativas de kyokushin, el
legado de Sosai Mas Oyama sigue siendo patrimonio de los más de 12 millones de
practicantes que hay en el mundo.
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SEIMAR DOJO Artes Marciales
Sensei Pedro Hidalgo
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